martes, 27 de enero de 2009

Vuelta a las raíces

Los integrantes de Volver a las raíces, el día que llegaron. /Díaz Uriel

Siempre llegan a La Rioja por estas fechas, con nevadas o temporales que les hacen olvidar rápidamente el verano que dejaron atrás, del otro lado del charco. Aterrizan, algunos por primera vez, a la tierra de sus padres y abuelos y se encuentran con una nueva familia que sólo conocían a través de anécdotas y viejas historias en blanco y negro. Parecen asustados. Es que aunque hablemos el mismo idioma, se sienten dentro de una película de Almodovar y los 'talogo' les suenan más a un grito chino que a un saludo del norte.

Aunque todavía no lo sepan, tienen sangre riojana que durante estos meses comenzará a fluir por sus venas. Son los integrantes del programa 'Volver a las raíces', que llegaron la semana pasada a la tierra de sus antepasados para participar de una beca de trabajo durante 60 días. Y ya es la décima edición de un programa que vi nacer y que me ha dejado muchos amigos.

Esta vez, catorce de los jóvenes (todos tienen menos de 30 años) llegan de mi querida Argentina, trece de Chile y uno de Brasil, Venezuela, México, Colombia y Australia. Y precisamente de mi país es la nueva compañera que tenemos en la redacción: Alejandra, de Tandil y estudiante de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Buenos Aires. Hoy fue su primer día y asistió a una rueda de prensa, para luego escribir una columna que los jefes ni siquiera editaron. Todo un logro. Y al ver a Alejandra me acordé de todos esos amigos que alguna vez pasaron por acá. En esta foto estoy con dos de ellos frente al Río de la Plata, Lucila y julián, en uno de mis viajes hacia mis raíces.


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sábado, 24 de enero de 2009

El temporal en Lobete

¡Qué temporal estamos viviendo! Vientos de hasta 120 kilómetros por hora, árboles caídos, ventanas rotas, gradas destruidas, viento, lluvia y frío. Algunas se pueden ver aquí. Yo lo viví así, a pocos metros de mi casa.





miércoles, 21 de enero de 2009

lunes, 19 de enero de 2009

Hasta otra, señor presidente



Todo tiene un final. Incluso una serie tan espectacular como El Ala Oeste de la Casablanca, cuyo último capítulo acabo de ver (casualidades de la vida que sea dos días antes de un cambio presidencial americano), en una jornada donde al parecer el Club Deportivo Logroñés también ha escrito sus últimas palabras. Pero para ese análisis prefiero tomarme un tiempo prudencial.

Soy un teleadicto, nunca lo voy a negar, y creo quen ha sido, junto a Los Soprano, una de las series que más me ha llegado. Quien no la conozca, se trata de una creación de Aaron Sorkin, que narra
todo lo que ocurre en el Desapacho Oval y en el gabinete de un presidente demócrata, Jed Bartlet, que es interpretado por Martin Sheen. Gracias al emule, pude ver las siete temporadas que duró El Ala Oeste en menos de un año.

Pero desde mañana, ya no podré disfrutar de Leo McGarry, Joshua Lyman, Toby Ziegler, C. J. Cregg, Donna Mosh, Sam Seaborn o Charly Young. Por eso, acepto sugerencias para engancharme a alguna otra serie de culto, como éstas, que debería ser una asignatura obligatoria de la carreras de Periodismo o Ciencias Políticas.

sábado, 17 de enero de 2009

El retorno del yeta

Hay personas a los que la mala suerte les sonríe más de lo habitual. Incluso, hay quienes viven con ese mal fario y van contagiando a los que están a su alrededor. Son, en Argentina, los auténticos yetas o mufas; en España, los gafes. El ex presidente Carlos Saúl Menem era uno de ellos y así dejó el país después de 10 años. Por eso la gente evitaba llamarle por su nombre y prefería apodarlo 'Mendez'. Yo trabajé con otra de estas personas que se auyentan con los dedos en cuernos. Era el periodista Roberto Maidana, a quien bautizaron como Michum. El Telefé había varias historias sobre sus peculiares 'hazañas'. Son personas que cuando se nombran, es necesario llevarse la mano derecha hacia el testículo izquierdo (lo siento, es tradición argentina) para evitar que la mala suerte te alcance.

Pues ayer uno de los célebres mufas españoles escenificó espectacularmente su regreso. El piloto Carlos Sainz finiquitó repen
tinamente el Dakar por tierras sudamericanas cuando iba primero (y cómodo) al caer de un precipicio de 4 metros. Es que no puede tener peor suerte este hombre. Resumo parte de su historial:
1989: En el Rally de Inglaterra se le rompe el coche a falta de dos tramos cuando iba primero en el campeonato.

1991: Un accidente con seis vueltas de campana, que evita que revalide el título de 1990.
1994: "La cagamos, Luis". Con esta frase que se hizo famosa mostró su rabia al salirse de pista en Inglaterra. Otra vez subcampeón.
1997: En Nueva Zelanda atropelló a una oveja y
se tuvo que retirar.
1998: Otra vez Gran Bretaña, tiene que abandonar cuando la meta estaba a escasos 500 metros. "Trata de arrancarlo, Carlos".
2001: También en las islas británicas, atropella a un grupo de espectadores y abandona.
2003: En el Rally de Argentina llega fuera de t
iempo a un control y es sancionado cuando lo tenía en el bolsillo.

Aunque existan páginas y blogs que hablen de los yetas, yo me resisto a creer en ellos. Sin embargo, mientras pase uno sospechoso de serlo cerca, ya se sabe: mano derecha, huevo izquierdo.

jueves, 15 de enero de 2009

Se fue en su propia ley

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Hoy es un día muy triste para mí. Nuestro querido Toby, el perro de mi familia política, se ha marchado a un mejor jardín. Este chucho era un fenómeno, inteligente, atorrante, adorable y, sobre todo, ubicado. Nuestra relación siempre fue muy buena. Los perros se dan cuenta de quienes los aprecian. De hecho, el día que conocí a mis suegros me trató mucho mejor que el enano de mi cuñado, que por aquel entonces sólo tenía seis años y no paraba de hablar, mientras clavaba sus ojos en mi panza: "Mamá, si Martín duerme en mi cama me la va a destrozar". "No comas más, gordo", decía el maldito Panchito. Mientras tanto, Toby se acurrucaba a mis pies, como dándome su apoyo y transmitiendome que esa pulga alguna vez iba a madurar. La retribución: Pedacitos de un asado memorable hecho por mi suegro.

Era un espíritu libre y ya en su vejez se puso un poco más tocapelotas, como todos los que empiezan a peinar canas. Eso sí, todos los días salía a dar una vuelta por su barrio mercedino (era un casanova el tipo), donde él dictaba las reglas. Y lo mejor de todo -vamos a buscar algo positivo- es que se fue en su propia ley. Como Pappo dejó esta vida en un accidente de moto, Toby fue atacado a traición mientras se pavoneaba delante de su última conquista. Y se fue lamiéndose las heridas y dejando su recuerdo imborrable por todos lados. No te voy a olvidar nunca.