lunes, 30 de marzo de 2009

El show de Truman

Martina tiene ya dos semanas de vida y entre su abuela Meli y un servidor le hemos sacado nada menos que 1.195 fotografías. Nada mal, aunque el amigo Justo crea que la niña necesite de un profesional en esto de las fotos. Nos dice su tío postizo Gochi que va a ser peor que el show de Truman, ya que cosa que hace, ¡plaf!, perpetrada queda para la posteridad en formato digital.

Al margen de estas cosas que tenemos los padres primerizos y perdidos de baba, estos quince días han sido mágicos, únicos, en los que, es verdad, se duerme muy poco, pero se goza muchísimo. Cada instante es irrepetible y ese pequeño cuerpo con dos ojos (que cada vez se empiezan a abrir más y más) tiene gestos nuevos cada dos por tres que te hacen viajar a otra galaxia, además de una capacidad impresionante de ensuciar pañales. Mientras tanto, aprovecho cada uno de los segundos que me da el Gobierno español con el permiso de paternidad. Y en estas dos semanas ya hemos tenido tiempo de conocer el mundo, como ir al Rajao, hacer una Laurel, visitar el Museo Würth y pasear mucho por las calles de Logroño.



Un desayuno cualquiera, esperando una teta.

Uno de jamón y tetilla, en el Pata Negra de la Laurel (dedicado a Inés).

Visita al museo Würth, donde expone el chino Gao Xingjian.

jueves, 19 de marzo de 2009

Mi día




Dos imágenes hablan más que mil palabras. Tuve el mejor primer día del padre que alguien se puede imaginar. Desde el sábado planeo en una placentera nebulosa, en la que se duerme muy poco pero se goza muchísimo, que me impide saber en qué día vivo y de qué planeta aterricé una vez. Mi vida es ella y poco me importa lo demás.

Aunque a algún seguidor de este blog no le guste mucho que mi paternidad se vuelva en un monotema, juro que estoy viviendo los mejores días de mi vida, descubriendo nuevas maravillas que han nacido junto con Martina, como sus miradas (pese a que todavía sea incapaz de enfocar correctamente ese par de luceros), sonidos, mimos y hasta llantos de madrugada, que intento lidiar con suma entereza. Todo, absolutamente todo es alucinante.

Hoy me desayuné con su camisetita de I love dad, para luego dar nuestro primer paseo por un Logroño soleado y más que primaveral. También pude disfrutar de su primer baño en casa y pudimos jugar con ella y sus nuevos amigos peluches, que la estaban esperando. Algo tan sencillo como espectacular. Ya vendrán otros días del padre en los que ella me traiga regalos (esos extraños artefactos elaborados manualmente en el cole) y nos riamos juntos. Yo hoy me voy a dormir feliz y sabiendo que dentro de un par de horas estaré cambiando su pañal o dándole pequeños golpecitos en su diminuta espalda para que le aproveche la recena. Ah!!!, me olvidaba, feliz día a todos los papis que como yo pueden disfrutar de sus hijos.

sábado, 14 de marzo de 2009

Martina ya está aquí

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Hoy es el día más feliz de mi vida. Hoy, sábado 14 de marzo del 2009, a las 13.10, vino al mundo mi hija, Martina, en la Clínica Los Manzanos. Es imposible explicar las sensaciones y el amor que siento en estos momentos. La bebé nació con 3,420 kilos por cesárea, y tanto ella como su madre están muy bien. Y no es porque sea mi hija, pero es espectacular.

martes, 10 de marzo de 2009

Horas extras

Mi hija ha decidido que quiere hacerse de rogar un poco más de la cuenta y de lo que esperábamos todos. Para estas horas tendría que haber venido al mundo, porque el domingo salimos de cuentas, pero la enana okupa no da signos de querer salir de su cueva. De hecho, hoy en el médico, después del enésimo test de Basal (las famosas correas), se nos informó de que "todo sigue muy verde". Y la ansiedad nos está torturando. Pero a ella le da igual y sigue, en estos tiempos de crisis, con sus horas extras. ¡Que ya nadie te las paga, hijita! Mientras tanto, la tía Cris ha decidido abrir una porra en su blog. Una apuesta que perdí hace ya una semana...


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Con cara de palurdo, mientras las correas dicen que mi niña tiene un ritmo cardíaco de 150 pulsaciones por minuto.

viernes, 6 de marzo de 2009

Esperando la cigüeña llegó la paloma

Estamos en tiempo de descuento. Las horas se hacen de chicle, los días de goma, las semanas eternas... y la maldita cigüeña sigue sin aparecer. De hecho, esta semana hemos empezado a despedirnos de la vida que llevábamos con una buena Laurel, comenzando con una cervecita en el café Bretón y acabando con una copa en el mismo sitio que regentea el Colo. Y en el medio, un sandwich de salmón en la Hez; unos ajos en el Achuri; un 1 pequeño de bacon y setas en el Pali; un champi del Soriano; unas rabas vegetales en el Correos y uno de sardina y pimiento en el Soldado de Tudelilla.

También, por lo menos en las próximas semanas, le dije adiós al deporte: hoy jugué al padel y la semana pasada al golf, completando una de mis mejores vueltas, con 85 golpes (45 de ida y 40 de vuelta). Además, en las últimas dos semanas me he despedido del ocio gastronómico, con algunas buenas cenas con la gente del periódico y algún manjar culinario en la gastronómica de Uve.

Pero la maldita cigüeña sigue sin bajar de las torres de La Redonda. Eso sí, la que apareció hoy a la mañana en el Ayuntamiento fue otra ave: una paloma, esa rata con alas, que se metió dentro del edificio y arm
ó un revuelo importante. Entre funcionarios, policías y concejales, tardaron más de 15 minutos en poder dar con ella.


Un funcionario persigue a la paloma. /Juan Marín

A veces también se cuelan en las fotos, como ésta en París, hace unos años.