martes, 30 de noviembre de 2010

Los osados

Qué semanitas llevo. Empezamos con el mejor de todos, el River 1 Boca 0 en el Monumental. El festival siguió con el golazo de Messi a Brasil. El Naturhouse La Rioja me dio una alegría este fin de semana al pasar de ronda en Europa (ahora tocará viaje a Hungría en febrero), y ayer, la felicidad me la trajo el Barça, quizá el mejor equipo de la historia que haya existido jamás.

Cuántas emociones juntas. Quienes me conocen saben que en la semana previa al derbi español afirmé que el juego del Barça iba a desenmascarar a José Mourinho y a CR7, dos tribuneros, dos macarras, dos narcisistas, dos tipos que no me gustan nada, pero que es espectacular tenerlo enfrente. Sobre todo con días como el de ayer. Y así fue. Con cada gol, con cada una de las cinco perlas que fueron cayendo dentro del arco de Casillas, mi felicidad se eternizó. Y hoy, Mourinho y CR7 son dos tipos humillados, con los pies en la tierra, ya no están endiosados, como ellos creían. Gracias Barça por este hermoso regalo. Ahora, quien se atreva a comparar a Messi con Cristiano Ronaldo, es un auténtico osado, que los hay a montones. Y casi todos se visten de blanco. ¿Qué peculiar, no?

miércoles, 24 de noviembre de 2010

El lugar que uno elige

Falta menos de un mes para alcanzar los 40. La mitad de la vida, según dicen, tiempo para el análisis, los balances, las depresiones. Y me acordé de una publicidad que me recomendó hace unos meses mi querida hermana Lucila, en la que me vi tremendamente identificado. No me quejo de la vejez, que irremediablemente afecta a todos (incluso a Mirtha Legrand). Simplemente me meo de risa de la realidad. Lo mejor de la publicidad es la escena final, con los tres hombres siguiendo el compás de la canción del Sapo Pepe. En mi caso, los temas pasan por Pocoyo, Manny Manitas, Peppa Pig y Pat el cartero... Cada uno elige su lugar, ¿no?

viernes, 19 de noviembre de 2010

Jota Jota, 31 años después


Soy de River Plate desde mi más tierna infancia, desde que descansaba en una cuna arropado por un body blanco al que le cruzaba una banda de color sangre que rezaba algo así como: «De River, el orgullo de papá», aunque a mi padre el fútbol le ha resbalado siempre. Sin embargo, fue él el que me llevó por primera vez al gran Monumental a ver un partidazo, River Plate-Independiente, allá por julio de 1979, para la semifinal del campeonato metropolitano que los Millonarios ganamos. Vencimos 4-3 con goles de Passarella, dos de Alonso y Comisso, sobre la hora, no lo olvidaré jamás. Para Independiente jugaba un viejo conocido de Las Gaunas: Antonio Alzamendi, que marcó dos goles y tiempo después fue ídolo de River. Había grandes nombres ese día en la cancha: Passarella, Luque, Alonso, Merlo, Pedrito González, Fillol y un tal Juan José López, un centrocampista de ida y vuelta, batallador, con clase, que entendía cómo debía jugarse allí.

Y treinta y un año después, volví a vibrar con Jota Jota, pero ya en su etapa de entrenador (interino), y yo a más de 12.000 kilómetros de distancia -por Internet, comiéndome las uñas-. Fue en el River-Boca del martes por la noche, en la que los 'Millo', que no pasamos precisamente por buenos momentos (nos estamos jugando el descenso) humillamos a los bosteros, ganando por la mínima en un partido feo, pero en el que River volvió a ser el de antes. O por lo menos eso me pareció a mí, viendo a Jota Jota celebrando con Fillol y Passarella, como en aquella tarde de 1979.

Columna publicada en Diario La Rioja el jueves 18 de noviembre de 2010

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Soy de River desde que estaba en la cuna

En los clásicos argentinos poca táctica se verá. Tampoco técnica, y mucho menos belleza. Pero a eso a nadie le importa. Los clásicos están para sufrir y ganar. Sin más. Para ver llorar al de enfrente, a los bosteros, y para que la alegría sea eterna, aunque nos estemos jugando el descenso. Y esta noche mi querido River Plate me dio una infinita felicidad. Humillamos a Boca, aunque el partido fuera un espanto. No me importó. Sufrí como nadie, buscando en internet el mejor canal para verlo, comentando las jugadas por skype con el amigo Bartmillo.

Y da gusto tanto esfuerzo. Mañana empezarán la lluvia de mails, los afiches colgados en la calle, las cargadas a los bosteros. Qué pena me dan, los pasamos por arriba. Están muertos, acabados. Borghi, por favor, hacenos un favor y quedate. Nosotros, mientras tanto, medio año para celebrar. Gracias, Maidana. Gracias River.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Cambios, cambios, cambios

Cada vez escribo menos en esta bitácora e incluso se me ha pasado por la cabeza eliminarla de un plumazo. Pero, sinceramente, estaría matando un pedacito de mi corazón, de mi vida. Al fin y al cabo, yo parí este espacio, con sus cosas buenas y malas, y lo mantendré hasta donde pueda. Pero alimentarla con cosas nuevas, que sí las hay, no es fácil. Sobre todo por cuestiones de tiempo, que esto de ser padre, además de ser lo mejor que me ha pasado en la vida, es un poco desgastante.

Pero, bueno, ahí van algunas novedades que son, en parte, culpables de que no dedique más tiempo al blog. Mi amigo y compañero Pablo Álvarez se ha despedido de Deportes para ser el editor jefe de larioja.com y he asumido parte de las responsabilidades que el buen hombre tenía, entre ellas el seguimiento del Naturhouse La Rioja para Diario La Rioja y el día a día de El Balonblog, el espacio más seguido por los aficionados del equipo y los internautas de larioja.com. Todo esto implica viajes cada dos semanas por toda España (y con la Copa EHF podría ser al extranjero) y muchas horas de entrenamientos y de estar frente a la pantalla, porque Pablo dejó el listón demasiado alto para alguien que ni siquiera había visto un partido de balonmano en directo hasta hace justo un año. De hecho, el amigo Álvarez es una eminencia en el tema y será, pobre de él, mi alma máter en esta materia y alguien al que no dejaré de molestar nunca.

En esas estamos y espero encontrar más huecos como éste para compartir anécdotas de este viaje interminable. De todos modos, gracias por estar ahí y aparecer por aquí de vez en cuando.